Dramas y burbujas

Dramas y burbujas CerrarCompartir29/01/2022AAImprimirDramas y burbujas Por Marta Muñiz RuedaVer todos sus artículosTodo empezó con el K-pop y la importación del kimchi, el pollo frito con cerveza y la cosmética nacional. La invasión de Corea en la cultura y moda occidentales ha sido un milagro admirable. Una idea se vuelve brillante cuando se lleva a cabo con pasión y cierta dosis de sabiduría, virtud y tesoro que Oriente nunca ha subestimado y que le devuelve unos beneficios directos e indirectos de 10.300 millones de dólares.Yo era hasta hace unos días una de esas ciudadanas extrañadas por este impacto. Me sorprendía que tantos adolescentes sintiesen debilidad por los K-dramas. Acostumbrada al cine europeo independiente, me armé de paciencia y tiré a la basura mi escepticismo. Me tumbé en el sofá junto a mi hija de 10 años dispuesta a aburrirme durante ochenta minutos viendo una historia de amor a ritmo de chachachá, pero ocurrió todo lo contrario. La vida te da sorpresas. Cuánta verdad, Pedro Navaja. El guion no puede calificarse de ‘sesudo’, pero sí es interesante y en muchas ocasiones mil veces más profundo que el cine más reciente de Occidente. Aprendí mucho viendo la historia de un pequeño pueblo de la costa coreana y me ayudó a enterrar prejuicios baratos. Un pueblo es cualquier pueblo en todo el mundo, con sus ancianos, sus agricultores, sus verbenas y sus cotillas.Oriente nos da una lección de delicadeza en su forma de tratar el amor, la amistad, nuestro papel en la sociedad, el estrés, los traumas, la soledad y el dolor. Historias en general bastante realistas y humanas contadas con exquisita ternura, exagerada a veces por esas burbujas saltarinas disueltas en un fotograma final. Pueden parecer extremadamente pudorosas o incluso infantiles, esto explica que su público sea mayoritariamente adolescente o juvenil. ¿O será que nuestra sociedad ha confundido liberación con morbo en bandeja? ¿No seremos nosotros quienes nos hemos pasado a una orilla equivocada en la que el mal gusto es el condimento imperante? Volver arriba

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