Menos plásticos: emprendimientos que apuestan a los materiales compostables
Su materia prima proviene de la naturaleza y no conllevan procesos químicos sintéticos, por lo que tienen la capacidad de biodegradarse y compostarse. Son productos que al final de su vida útil no se descartan como basura ni como reciclable, sino que pueden descomponerse en la tierra. El ciclo de compostaje de la materia orgánica es uno de los ejemplos más claros de economía circular, donde los residuos que se generan son devueltos al suelo en forma de nutrientes. Por ahora, son contadas las marcas que innovan para ofrecer este tipo de productos alternativos al plástico, pero crecen a paso firme de la mano de la tendencia hacia un consumo más responsable.
El bambú es uno de los elementos más nobles que se repiten en la base de productos de higiene y gastronomía, los rubros que pisan más fuerte en la transición hacia una producción más amigable con el ambiente, con emprendedores y pymes como aliados. Esta planta de la cual existen 1500 especies, originarias de Asia Oriental, América Latina y África, es 100% sustentable. Su rápido crecimiento permite cosecharla anualmente sin causar agotamiento ni degradación de los suelos; incluso emite un 35% más de oxígeno que los árboles.
Cepillos dentales, sorbetes, lentes y otros productos a base de bambú pueden encontrarse, mayormente, a través del e-commerce. ¿Cuáles son realmente compostables? Sorbentables nació durante los inicios de la pandemia en respuesta a la reciente prohibición y expendio de sorbetes plásticos en la ciudad de Buenos Aires y algunas otras ciudades de la costa atlántica. Constanza Avila Testa y Federico de Angelis, socios y pareja, crearon sorbetes reutilizables elaborados de tallos enteros de bambú, sin tintes ni colorantes, lo que los hace biodegradables y compostables.
“La materia prima proviene de cultivos propios en la provincia de Buenos Aires donde no utilizamos fertilizantes, químicos, ni pesticidas, y el producto es totalmente artesanal. Los 13 millones de toneladas de plástico que reciben los océanos cada año, fue uno de los motivadores para comenzar a repensar nuestros hábitos de consumo y comenzar con este proyecto”, asegura Constanza, licenciada en Relaciones Públicas y socia fundadora de Sorbentables. La marca ya tiene convenio con Café Martínez, que comenzó a ofrecer en su tienda eco-friendly los sorbetes de bambú personalizados con la identidad de la famosa tienda de café.
También elaborados con esta planta milenaria y versátil, aparecen los cepillos dentales como alternativa sustentable frente al clásico de plástico. Si calculamos un promedio de consumo de cuatro cepillos dentales al año: a lo largo de su vida, solo una persona, puede llegar a consumir casi 300 cepillos que multiplicados por la población mundial, son millones de cepillos que, en general, terminan en los océanos o en rellenos sanitarios en el mejor de los casos.
Frente al vacío de una producción nacional de cepillos de bambú, la marca de cosmética e higiene ayurvédica Sri Sri Tattva, desde hace unos años, optó por importarlos y comercializarlos en Argentina. La elaboración de este producto es un tanto más mecanizada: la materia prima se obtiene del bosque de bambú en China con certificación FSC, se poda y sufre un proceso de carbonización a altas temperaturas lo que permite que una máquina le de forma y pulido al producto, para luego insertarle las cerdas.
Los cepillos son 97% biodegradables y compostables, y un 3% reciclables, dado que, una vez cumplida su vida útil, las cerdas deben extraerse y depositarse junto a los reciclables: el mango va al compost. Para Michael Levy, presidente & CEO de Sri Sri Tattva Argentina, ”los productos sustentables son el futuro de las empresas”. En este sentido, explica que “los consumidores están cada vez más atentos a las tendencias mundiales y el elemento elegido para reemplazar el plástico es el bambú. Esta conciencia colectiva es un avance fundamental para la sociedad y para el cuidado del ambiente”.
Otra materia prima que hoy se plantea con expectativa como alternativa para reducir la problemática de los deshechos plásticos que ahogan al planeta es el bioplástico, que es un derivado de fuentes renovables como el aceite de soja, almidón de papa o fécula de maíz. Con el tratamiento de la biomasa –azúcar, almidón, lípidos, celulosa, hemicelulosas y lignina– generada como subproducto en la actividad agropecuaria, en las biorrefinerías, se producen los pellets que son adquiridos por empresas para desarrollar productos que una vez utilizados, podrán, en parte, reciclarse y, por otra parte, compostarse. Las bolsas tienen una resistencia e impermeabilidad similar a las bolsas de polipropileno.
La producción de bioplástico en nuestro país está aún en etapa de experimentación por lo que, una vez más, debe importarse. Hace dos años, nació Ciclo Verde Rosario, un e-commerce con envío a todo el país que provee al por mayor y menor, packaging y utensilios gastronómicos, fabricados a base de estos pellets compostables. “Están logrados con excelente diseño y materiales aptos para freezer, hornos microondas y, en algunos casos, horno convencional. Comercializamos mucho para delivery, take away y viandas”, explica la Antropóloga y emprendedora María Silvina Sobrero, quien armó, junto a su socia Graciela Carignano, el proyecto en la ciudad santafesina del mismo nombre. Una solución para reducir
Con similar aspecto al telgopor, en la tienda online, aparecen contenedores y platos a base de bagazo de caña de azúcar. También hay sorbetes de tallos de trigo, vajilla de salvado de trigo que hasta puede comerse, cubiertos de caña de castilla y bolsas de almidón de maíz. Nada se pierde, todo se composta.
En números
Sorbetes de Bambú. Los Sorbentables pueden usarse hasta tres años con una limpieza regular y una conservación adecuada. Cada kit viene con un cepillo de limpieza y una bolsita de guardado/viaje. Su degradación, en contacto con el suelo y un entorno orgánico, se efectúa en un periodo de entre cuatro a seis meses.
Cepillos dentales de bambú. Los cepillos Sudanta de Sri Sri Tatta tienen una vida útil similar a los del plástico: tres meses y/o hasta que las cerdas se deshilachen. Cuando esto sucede, primero hay que quitar las cerdas que deben depositarse en el cesto de reciclables y dejar el mango para la compostera. La degradación de este último, suele tardar alrededor de seis meses.
Bolsas de almidón de maíz. Las bolsas de Ciclo Verde Rosario presentan flexibilidad, resistencia e impermeabilidad similar a las bolsas de polipropileno. Se utilizan hasta que se rompen. En contacto con residuos orgánicos empieza a degradarse en alrededor de una semana y terminan su ciclo antes de los 180 días.
Chau, descartables: cómo involucrarte en el día a día
Desde Eco House proponen algunas “pequeñas grandes acciones” que marcan la diferencia. ¿Cómo lograrlo? Podés empezar por hacer una lista en tu casa de todo el plástico que generás, separarlo y buscar alternativas ecológicas cuando sea posible, los productos compostables son una gran opción.
Después viene reutilizar. Por ejemplo:
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