Las canchas sintéticas de fútbol son salas de clase en Riobamba

La práctica del fútbol de salón en canchas sintéticas puede causar lesiones en los adultos si no se hace un calentamiento previo. En los niños, este inconveniente es sorteable por su capacidad de adaptación, según los expertos.

Las lesiones de rodilla, tobillo, contusiones y dolor lumbar son frecuentes en los atletas que gustan divertirse en estos sitios, así lo indica el fisioterapista de la Liga de Quito, Fernando Iza.

Sin embargo, el especialista añade que los niños pueden preparase en estas superficies por su facultad de adaptabilidad. “Los adultos estamos acostumbrados a jugar en cemento, tierra y césped natural. Para los niños es fácil porque sus extremidades y su mente se acoplan rápidamente”.

Esta tendencia de jugar en campos simulados ganó clientela en la región. En la ciudadela Bellavista, ubicada en el suroriente de Riobamba, se entrenan a diario 44 chicos de entre 5 y 15 años. Ellos son parte de la escuela vacacional del Club Bellavista.

Las canchas fueron entregadas en junio para que las administraran los socios del Bellavista. Además se dotó del material sintético a las explanadas de los barrios Santa Faz y Villa María. El Cabildo invirtió USD 116 500.

Jaime Muquinche, entrenador de la escuela, dice que las prácticas se desarrollan de 09:00 a 11:30 y de 15:00 a 18:00.

“Los tres primeros días me cansé rápido. Poco a poco me estoy acostumbrando a correr y a saltar en esta superficie falsa”, comenta Franklin Oviedo, de 10 años, quien viste un calentador negro.

Allí se desarrollan partidos organizados por clubes y asociaciones. En la ciudadela Villa María, en el occidente de la ciudad, una malla metálica de tres metros de altura delimita el terreno de juego con los graderíos y los baños.

Por la utilización de una hora se debe cancelar USD 8. En esos espacios se juegan de tres a cinco partidos diarios. Las horas de la tarde y noche son las más solicitadas por los vecinos y deportistas.

Ramón Yucay, dirigente del club Villa María, cuenta que en la semana se desarrollan, en promedio, 30 encuentros. Según los directivos, lo recaudado sirve para el mantenimiento de la alfombra verde y la adquisición de arcos metálicos. Estos se deben reparar cada seis meses.

“Hemos escuchado de algunas lesiones por la utilización del campo artificial. No conocemos sobre este tema, pero investigaremos acerca de los líos y las ventajas”, dice Yucay.

Antonio Flores, deportista aficionado de 25 años, argumenta que no volvió a pisar este tipo de terreno desde el 2007. Juega de delantero en los torneos barriales y parroquiales. “Las canchas no naturales son resbaladizas y por eso me volvió una vieja lesión en mi rodilla derecha. Ahora solo práctico en césped natural”.

Para la instalación de los rollos con el verde sintético se coloca arena sílica granulada. Además, se utilizan otros materiales para que las cerdas se pongan rectas.

Víctor Caiza, médico del club Olmedo, considera que las lesiones de los jugadores profesionales y amateur retornan en los terrenos sintéticos. “Para evitar mayores inconvenientes recomiendo entrenarse con zapatos lisos y calentar previamente hasta 15 minutos antes de los torneos. Hay personas que llegan atrasadas y juegan sin preparación previa y son propensas a las lesiones”.

Consejos para este tipo de canchas

Se aconseja jugar dos o tres veces por semana y al menos durante 30 minutos en cada partido.

La fase aeróbica es para elevar la temperatura corporal y aumentar las pulsaciones antes del partido.

Al calentar, las articulaciones del cuerpo deben ejercitarse con movimientos circulares y trotes leves.

El jugador debe hidratarse constantemente. Se recomienda consumir solo agua embotellada.

Las heridas deben ser tratadas para evitar el riesgo de infecciones y exposición a componentes químicos.

Para disminuir la temperatura de la superficie sintética es recomendable irrigarla con agua. Dura poco.