Cómo invertir tu dinero antes de los 30: guía básica para principiantes
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Al entrar al mundo laboral, son muchos los jóvenes que se plantean a qué destinar sus ingresos: desde un viaje hasta la compra de un coche o directamente a ahorrar. Pero a la hora de gestionar nuestro dinero no debemos pasar por alto la inversión.
Invertir en fondos o acciones es un concepto que resulta intimidante para muchos, bien sea por falta de información, de interés o de ambos. Pero en un momento como el actual, en el que la inflación está en máximos de casi 30 años, destinar una parte de tu nómina mensual a la inversión es una forma de maximizar tus ingresos y asegurarte una mayor estabilidad económica en el futuro si lo haces correctamente.
A continuación, repasamos algunos tipos de inversión y los conceptos básicos que debes conocer para poder empezar a gestionar tu dinero.
El primer mandamiento que debes cumplir es contar con cierta seguridad económica. Para ello, asegúrate de cumplir esta serie de pasos:
Paga tus deudas
Antes de pensar en destinar tus ingresos a cualquier tipo de fin, es importante que realices los pagos que tienes pendientes. Desde importes más altos como matrículas escolares o préstamos bancarios hasta cantidades pequeñas como multas o facturas. Si no puedes permitirte cubrir los pagos de una sola vez, haz un plan para ir devolviendo el dinero poco a poco cada mes.
Crea un fondo de emergencia
Siempre existe la posibilidad de que surjan imprevistos. Por ello es importante que cuentes con un colchón de reserva donde guardar unos ahorros. Lo ideal es que comiences con el equivalente a un mes de gastos, y a partir de ahí, que hagas crecer poco a poco la cifra.
Abre un plan de pensiones
Un plan de pensiones es un producto de ahorro destinado a cubrir determinadas contingencias, aunque la principal es la jubilación. Como no tiene carácter sustitutivo, sino complementario, supondrá un ingreso extra el día que te jubiles, independientemente de tu pensión pública. Estos planes son gestionados por empresas profesionales, están formados por las aportaciones de sus participantes y generan rendimientos a largo plazo.
Se trata de una inversión segura, ya que, en caso de que la gestora a cargo se disuelva, se sustituye la entidad por otra, sin afectar al fondo. Además, las aportaciones se pueden realizar en cualquier momento y pueden ser de cualquier importe.
Una vez tengamos asegurada esa parte de nuestros ingresos, podemos elegir realizar inversiones de mayor o menor riesgo. Es esencial tener en cuenta que cuanto mayor es el riesgo, más rentabilidad se puede obtener, aunque también hay más posibilidades de perder dinero.
Inversiones más seguras o de menor riesgo
Bonos
Los bonos (renta fija) son una especie de préstamo que realiza el inversor (un particular, un fondo, un banco...) a una empresa privada o a un Estado. En él se establecen los intereses que deberá pagar la empresa a la hora de devolverlo y cuándo se producirá la devolución del capital y los intereses. Existen varios tipos de bonos, dependiendo de cómo quieras realizar la inversión o recibir los intereses. Y también pueden ser de distintos plazos.
Fondos de inversión
El fondo de inversión está formado por un grupo de personas aportan dinero mediante participaciones, por lo que se trata de una inversión colectiva. El conjunto del capital se invierte después en diferentes instrumentos financieros (acciones, bonos, etc). De esta forma, el riesgo es más bajo, ya que te permite diversificar tu capital en distintos productos financieros y también en diferentes mercados. Además, los participes de un fondo de inversión sólo tributan a Hacienda cuando reembolsan las participaciones.
Se trata de un instrumento bastante atractivo a nivel fiscal, ya que sólo se pagan impuestos en el momento de la venta. Por tanto, podemos contar con más de un fondo y realizar traspasos de uno a otro sin pagar dinero extra. En el momento del rembolso, la ganancia patrimonial se integra en la base imponible, tributando entre el 19% y el 23%, dependiendo de la plusvalía obtenida.
Existen muchos tipos de fondos según su tipología de inversión (de renta fija, de renta variable, mixtos, globales...), aunque si miramos cómo es su gestión destacan estos dos:
Inversiones de alto riesgo
Si por el contrario quieres realizar una inversión más arriesgada, pero con beneficios más inmediatos, puedes optar por la renta variable. Es decir, por las acciones.
Son participaciones directas en una empresa que cotiza en bolsa y es necesario realizar un seguimiento más constante para saber cómo evoluciona la inversión, ya que el valor de la empresa puede subir o bajar en el mercado. Así, puedes obtener tanto beneficios como pérdidas, todo depende de la situación de la empresa y cuándo decidas comprar o vender.
Si eres primerizo en el mundo de la bolsa, lo recomendable es comenzar con una acción pequeña en una compañía consolidada. Y una vez que empieces a conocer mejor cómo funciona el mercado y te sientas más cómodo puedes ampliar el abanico con otro tipo de empresas.
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