Los tesoros 'vintage' de una tienda de Euskadi que llegaron a los Goya

En la industria de la moda actual, donde impera el 'fast fashion' - fenómeno donde las prendas parecen ser de 'usar y tirar'-, todavía hay personajes desconocidos que se salen de lo común y luchan con todo tipo de iniciativas contra este modelo de consumo irresponsable. Entre ellos, se encuentra Iciar Sertucha, una bilbaína que hace siete años decidió reinventar su negocio, una tienda de moda, para adecuarse a las necesidades del momento. «Me preocupaba este consumismo sin control en moda. No se puede estar comprando prendas constantemente, ponértelas dos veces, deshacerte de ellas y volver a comprar unas nuevas», expresa. Desde entonces, se desenvuelve con soltura en mercadillos del sur de Francia o Londres y en otros a nivel nacional. Incluso, encuentra tesoros en rastros parroquiales locales para ofrecerlos en su comercio de piezas de segunda mano, llamado Bombasi, ubicado en la calle Telesforo Aranzadi, en el corazón de la villa.

Mientras coloca con dedicación sus nuevos hallazgos, advierte que encontrar estos artículos únicos es cuestión de saber dónde buscar y tener el 'ojo entrenado'. «Tengo un don, veo mucho más allá de lo que se aprecia a primera vista. Hoy, por ejemplo, cuando venía de camino, he encontrado en la basura unos zapatos viejos. El calzado en sí no se podía aprovechar, aunque sí era posible reutilizar las flores que lo adornaban. Podrían dar un aire de distinción a cualquier sombrero», asegura, mientras hace la prueba con uno que está colocado sobre una pequeña mesilla en el centro del establecimiento. De la misma manera, apunta que se trata de un oficio vocacional. «Muchas veces, el domingo, tu único día libre, coges la furgoneta, te vas a un mercadillo de segunda mano a ver 'qué se cuece' y claro, vuelves de artículos hasta los topes. A veces, también me traigo maravillosos muebles o esculturas. En definitiva, vendo todo lo que me gusta», reconoce entre risas.

Entre la amplia variedad de piezas 'vintage' que guarda Iciar en su tienda, hay vestidos de pedrería de la mismísima década de los 70 y bolsos de grandes marcas de lujo, como Louis Vuitton, Carolina Herrera o Gucci. «Organizo los artículos como a mí me resultan más atractivos. Aunque las prendas sí que las organizo por looks. Muchas veces mis clientas me piden consejo, quieren saber cómo hay que combinar la prenda que les ha fascinado. Pues bien, al lado tienen una chaqueta que conjunta a la perfección», explica. Además, en una gran vitrina de cristal, se muestra impecable la bisutería. «Ahora mismo es uno de los productos más vendidos. Se vuelven a llevar los pendientes y anillos grandes y, como no, el dorado», declara.

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Hallar las piezas 'vintage' en diferentes mercadillos de segunda mano es tan solo una parte del trabajo. Las prendas que se encuentran en perfecto estado siempre pasan por la tintorería. Aquellas que necesitan una nueva botonadura, por ejemplo, van directas al taller de una costurera. De esta manera, las modistas se encargan de renovar diseños desfasados para darles otra oportunidad. «En este caso, le indico qué es lo que quiero. El estilo de las prendas de antaño ha vuelto, aunque no es exacto. Hay algunas anchuras que hay que cambiar porque se quedan pasadas», declara. Así, coge de uno de los percheros un vestido con estampado escocés. « A este se le ha quitado vuelo y centímetros de cadera. Ahora se llevan los volúmenes, pero en la parte de arriba de la prenda. Un vestido siempre tiene que estilizar».

Y es que Iciar difícilmente olvidará alguno de sus productos que pasaron por su tienda. «Me cuesta mucho despegarme de ellos porque sé que son únicos», menciona. Así rememora dos espectaculares vestidos de pedrería, uno rojo y otro azul añil, que se llevó Eva Amaral, la cantante del grupo Amaral, hace unos años. «Eran verdaderas joyas», afirma. El carácter especial de los vestidos que trae a Bilbao ha hecho que más de una novia se los lleve para lucir en su gran día. Además, ya puede decir bien alto que sus descubrimientos han tenido presencia en la gran cita del cine español, los Goya este año. «Una mujer se acercó a la tienda, necesitaba algo muy elegante porque estaba invitada a la gala. Su marido estaba nominado como mejor guionista. Ella fue impresionante, se llevó el look entero: un vestido negro, abrigo gris… hasta los zapatos, de la firma Ackerman, y un bolso de mano que era una joya», devela.

En el futuro, su mayor propósito es seguir descubriendo tesoros de moda 'vintage' en mercadillos del panorama nacional e internacional, para poder ofrecerlos luego en su tienda de Bilbao. «Así, espero que al menos mis clientes se olviden poco a poco del devastador 'fast fashion''», aclara. Asimismo, deja ver lo agotador que es meter 'a dedillo' toda la recopilación de productos que guarda en el pequeño local. «Creo que como siga así, voy a tener que pensar en trasladarme a un espacio mayor. Aunque para mí sería un paso muy duro. Me ha costado mucho trabajo construir este ambiente casi 'mágico'», concluye.